miércoles, 16 de noviembre de 2011

Vuelva Usted Mañana

Vuelva usted mañana.

Escribió Don Mariano José de Larra un artículo bajo el seudónimo de Fígaro, allá por el año 1833.

Tuvo a bien mi profesor de lengua del instituto, hacérnoslo leer a toda la clase.

Han pasado más de veinte años desde aquella primera vez que leí el artículo, y cada vez que lo releo, me parece más actual, más de hoy en día. ¿Por que será?

Dicho artículo comienza así:


Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza.

Y continúa contando la historia de un señor francés que llega a nuestro país, se persona en la casa de Larra provisto de competentes cartas de recomendación y le comenta su propósito de arreglar ciertos papeles de su herencia y la intención de finalizar dichas gestiones en menos de quince días. Larra no puede menos que sonreír y lanzarle una invitación a almorzar para dentro de quince meses, que seguro que continuará en Madrid. El señor no se lo puede creer y comienza sus gestiones.

Lo primero de todo, acuden a un genealogista, para conseguir las cuestiones de su familiar difunto... y este es el resultado:


Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido; encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días: fuimos.
--Vuelva usted mañana --nos respondió la criada--, porque el señor no se ha levantado todavía.
--Vuelva usted mañana --nos dijo al siguiente día--, porque el amo acaba de salir.
--Vuelva usted mañana --nos respondió al otro--, porque el amo está durmiendo la siesta.
--Vuelva usted mañana --nos respondió el lunes siguiente--, porque hoy ha ido a los toros.
--¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y Vuelva usted mañana --nos dijo--, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio.

Esta frase, “vuelva usted mañana” se repite en cada gestión que el pobre señor quiere hacer, una y otra y otra vez. Al final tras recorrerse mil y una veces cada pasillo, sala y salón, sucede esto:


Finalmente, después de medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de [las] nuestras costumbres [de nuestros batuecos]; diciendo, sobre todo, que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino volver siempre mañana, y que a la vuelta de tanto mañana, eternamente futuro, lo mejor, o más bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.

En definitiva es un largo artículo que trata sobre muchos temas, o más bien, critica muchos temas con fina y exquisita ironia... pero una frase se nos queda grabada, VUELVA USTED MAÑANA.

Y pienso a veces, y creo que no me falta razón, que verdaderas eran las palabras de este gran hombre, escritor y periodista. Que actuales y apropiadas para cualquier época.

Porque si bien es cierto, que siempre tenemos mil cosas que hacer, y siempre tenemos prisas por hacerlas, no menos cierto es, que siempre nos queda mañana para hacerlas...

Me despido, con parte del último párrafo de este increíble artículo... párrafo, que me viene que ni pintado, porque, señores y señoras míos, da igual cuanto corra, cuanta prisa me dé o cuanto me lo proponga... siempre me diré... ya escribiré mañana.

Besotes.


Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo, como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé: Vuelva usted mañana; que todas las noches y muchas tardes he querido durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones: ¡Eh, mañana le escribiré! Da gracias a que llegó por fin este mañana, que no es del todo malo; pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!

6 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog, gracias a tu libro que compré ayer y hoy he regalado a una amiga, en cuanto lo haya terminado te diré. Por ahora, apenas lo he empezado, estoy delante del cristal con alguien susurrádome algo al oído, ya te digo lo que me ha parecido, en principio me ha dado lástima dejarlo sin terminar de leer.
    Al comprar el libro he sentido curiosidad por tu persona y directamente San Google me ha traído aquí.
    Supongo que trabajas bajo seudónimo.

    Suerte en este, supongo, nuevo camino

    ResponderEliminar
  2. Hola erraol, ante todo, gracias por comprar mi libro y por desearme suerte!! espero tenerla!! Espero que si alguna vez puedes leerlo, te eches unas risas con mis ocurrencias!

    Y nop, no trabajo bajo seudónimo... porqué iba a hacerlo???

    1 saludito

    Noelia.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por ese artículo. No lo conocía.
    Besitos

    ResponderEliminar
  4. Como siempre, un artículo genial :)ç
    Pronto traemos reseña de "Falsas apariencias" (lalalalla!) estamos muy satisfecho con tu libro, tiene de todo mija!!

    Un besazo guapísima!

    ResponderEliminar
  5. Pilar, preciosa, yo lo conozco gracias a mi profe del insti, nos trajo el atículo de Larra a clase y nos dio una copia a cada uno, para que lo leyeramos y comentaramos nuestras impresiones... era un buen profesor, mas que teoria y mas teoria, nos enseñaba a pensar.

    Mientras Lees; uis, me alegro de que esteis satisfechos... y tambien espero que os hayais reido un poco con él. jejeje

    Besotes!

    ResponderEliminar
  6. La verdad es que a Larra nos lo hicieron leer también en el instituto.. pero de eso hace ya un tiempo. Y ahora que he vuelto a releer su artículo, como tú dices, parece más actual.
    Gran escritor, qué pena que ya no sean como los de antes!

    ResponderEliminar

Hola!