viernes, 18 de noviembre de 2011

Mi empresa

Tengo una empresa, una empresa que hasta hace algunos años era prospera.
Realmente no es mi empresa propiamente dicha, sino que estoy asociada con otras muchas personas y entre todos intentamos llevar a buen término este negocio.

Como he dicho anteriormente mi empresa ya no va tan bien como debería… de hecho va de puta pena. Y me jode, me jode muchísimo porque he puesto muchísimo empeño, tesón, esfuerzo e ilusiones en que mi empresa sea de las mejores. Pero no hay modo. La puñetera crisis  se ha cebado en mi negocio, lo ha atacado con virulencia haciendo casi imposible que pueda resistir el envite económico en que me hundo irremediablemente.

Pagar las deudas es una carrera de fondo, lograr cobrar un mínimo sueldo a fin de mes es casi imposible, mantener a flote el negocio es una tarea de titanes.

Pero claro, yo solo soy una simple administrativa, mis asociados son cristaleros, carpinteros, pintores, agentes de la limpieza, comerciales… obreros al fin y al cabo. Ni yo ni mi gente somos grandes economistas, ni sabemos exactamente que hacer para poner en marcha otra vez a nuestra empresa, por tanto, hemos tomado una decisión. Vamos a contratar, con gran esfuerzo tanto económico como de confianza, a una persona capaz de levantar la empresa.

Necesitamos a alguien que sepa navegar en aguas turbias, que no se acojone ante las primeras de cambio, que tenga fuerza, voluntad, inteligencia y tesón para hacer que mi empresa tire “pa´lante”, que sea honesto, que tenga buenas referencias, que hable claro y que no me oculte nada.

En la búsqueda de todas estas cualidades he solicitado curriculuns, entrevistas y propuestas a varios candidatos. Llevo más de un mes mirando atentamente todos los datos que he conseguido, revisando con lupa cada propuesta sobre el tapete, buscando taras, fallos, mentiras y fantasías ingenuas que no podrán realizarse. He prestado especial atención a las nuevas ideas, a las certezas verdaderas, y he buscado en los candidatos energía, eficacia y dinamismo. Y sobre todo sinceridad.  

Y ahora, ha llegado la hora de decidir, y no es tarea fácil. La persona a la que yo encumbre como directora de mi empresa se va a llevar un buen sueldo, una pasta gansa, hablando en plata. Y esa persona tiene el poder de hundir más a mi empresa o de hacerla salir del bache.

Me gustaría tenerla un periodo de tiempo a prueba, unos seis meses o un año, y si veo que funciona contratarla para más tiempo, y sino funciona, mandarla al paro… pero no es posible. Y por eso dudo.
Dudo muchísimo. Ya que la decisión que tome me va a perseguir durante cuatro años, en los que no podré hacer nada por echarla si lo hace mal, o, Dios no lo quiera, me la juega y me roba lo poquito que le queda a mi empresa.

Ufff.

La verdad es que también puedo pasar de todo… quizá sea lo más cómodo. Al fin y al cabo somos muchos asociados, que otros decidan por mí a quien quieren poner de director.
Yo paso de comerme el coco.
Lo que diga la mayoría estará bien… y si la mayoría mete la pata, en fin, yo me habré lavado las manos y seguiré sin querer saber nada… Pero… ¡Joder! es MI empresa. ¡No puedo dejar que otros decidan por mí!

¿Qué hacer?

Elegir a un director que no me gusta mucho y en el que no confío, uno que de hecho la ha cagado anteriormente, pero claro, es que su opositor me gusta todavía menos… 
Elegir a un director que no me gusta nada de nada solo porque no salga un candidato que ya la ha cagado anteriormente (o sea, del que he hablado en primer lugar)
Elegir al director que realmente me gusta, pero que sé nunca saldrá porque la mayoría de mis asociados no le van a elegir y por tanto, mi elección valdrá para muy poco…
O
No elegir a nadie y que sea lo que Dios quiera…

Ufff.

Elija lo que elija, me va a tocar pagarle el sueldo al director elegido. Tanto si lo hace bien y saca a mi empresa de la ruina, como si lo hace mal y hunde a mi empresa en la miseria, me va a tocar apoquinar para pagarle a él y a su grupo de asesores… que por cierto, aun a pesar de ser YO quien les paga, ellos van a cobrar mucho, muchísimo más que yo y la mayoría de mis asociados.

Por tanto… que queréis que os diga, sigo sin saber a que director elegiré, pero lo que sí tengo claro es que si me va a tocar pagarle el suelo, VOY A ELEGIR A QUIEN SE LO PAGO!!

Por cierto, mi empresa se llama España.
Mis asociados y yo misma, somos los ciudadanos de España.
Y el director/directores a los que no sé cual elegir… en fin, podéis imaginároslo.

El 20 de noviembre está aquí al lado, no nos dejemos engañar por los políticos, no son nada más que personas a las que NOSOTROS contratamos, y NOSOTROS les pagamos el suelo. Y al igual que a los empleados de una empresa les debemos exigir ciertos mínimos. Decencia, transparencia, eficacia y soluciones, son esos mínimos.

3 comentarios:

  1. Es muy fácil saber a quien votar: al menos malo.
    Porque, seamos sinceras, no hay salvadores de la patria (y quien se ponga la capa de superman que tenga cuidado porque va a tropezar con ella)

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  2. Un discurso muy intenso, y muy acertado. Crucemos los dedos y esperemos que las cosas al menos no vayan a peor.

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  3. Yo soy optimista. Voto al que me gusta,aunque no vaya a salir. Nunca se sabe... quizás los demás decidan hacer lo mismo ;)

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