Obras!!!

Vida cotidiana 1

Obras!!!!

Ahora mismo estoy en obras.

Mi casa está en obras… mejor dicho, lo que me queda de casa, porque no tengo puertas, no tengo suelo, los muebles están amontonados en el centro de las habitaciones, y bueno… el polvo y el caos se han hecho los amos de mi hogar, sucio hogar.

Y la cuestión es que cuando un@ se plantea hacer obras sabe lo que se le viene encima, sabe que se va a quedar sin su rinconcito acogedor y calentito en el que pasar sus ratitos de ocio y libertad. Sabe que se va a ensuciar todo, que el polvo va a cubrir cada rincón de la casa y los escombros cada trozo de suelo… y aun sabiéndolo es feliz.

Y es feliz porque imagina el final de la obra, con su casita bonita, sus suelos brillantes, sus paredes limpias.

Pero… luego empiezan las obras, y a un@ se le olvida el suelo brillante y las paredes limpias, porque que queréis que os diga, cuando la mierda llega hasta el techo y nada está donde debe estar un@ se desmoraliza un poquitin y se deprime otro poquitin, y poquito a poquito agarra un cabreo monumental que hace alejarse a todo bicho viviente de su radio de acción.

A ver, antes de la obra, imaginas que se va a presentar a tu puerta el obrero cachas del anuncio de coca cola Light, y esperas ilusionada, tan peripuesta, tan mona, tan bien plantada, con la sonrisa en la boca y cierta imagen en la mente, en esto suena el timbre y lo que aparece es un tío con barriga cervecera, el pelo despeinado y vestido para matar… ups.

Mi gozo en un pozo. Le dejas pasar con la esperanza de que no venga solo. A ver, la tele no puede estar equivocada y si anuncia a un tío estupendo con la coca Light, pues será cierto, ¿no? pues no, todos los que entran por la puerta están cortados por el mismo patrón. Total, que he llenado la nevera de mi casa con latas de coca Light y sprays de nata para nada,  esto… la coca Light es para que sea todo como en el anuncio… la nata… pues echarle imaginación… que es lo que le eche yo, imaginación,  y mirar como me ha salido la jugada, puf.

Total que agarro la nata y me voy con mi maleta a otra parte.

¿A otra parte?

Pues si, porque como van a tirar la casa abajo (imagino que dejaran los cimientos, pero nunca se sabe) no tengo sitio donde dormir, claro que yo no pensaba en dormir exactamente cuando imaginé el tema de la obra, pensaba en otras cosas con el obrero de la coca Light, cosas como… sujetarle el martillo, engrasarle el taladro, pulir el suelo a cuatro patas, encerrarle en el… esto, ayudarle con el armario, pero visto lo visto, y como son grandes profesionales (pero que muy grandes), me guardo mi ayuda para otros menesteres.

Total, que ahí estoy yo, con mi maletita hecha y sin hogar, dulce y entero hogar, para vivir… ¿Qué hago? Pues lo que haría cualquier mujer independiente, emancipada y dueña de su vida, me voy de ocupa a casa de mis padres.

Mis papis están jubilados y llevan trece años viviendo solos (y tan a gusto) así que cuando aparezco en su puerta, mi mami, que es un sol de madre, me prepara la camita, me hace la cenita, y me lava ropita… ¿para qué cojones me emancipé? ¿En que estaba yo pensando cuando me fui de su casa? Tenia que estar drogada, borracha o ambas cosas. Porque vamos… ¡esto es vida!

Pero… ahhhh, no es oro todo lo que reluce y tras una cena colosal ya sale el tema de siempre… me tengo que poner a régimen. Pero no lo digo yo, que va. Lo dice mi madre. Y lo dice después de ponerme medio kilo de conejo al ajillo para cenar, seguido de repollo con pimentón dulce y natillas de postre. Ejem.

Prometo con la boca pequeña empezar un régimen de inmediato mientras rezo para que me haga para mañana aquel guisito de patatas con bechamel que tan rico la sale. Mmm.

Mañana mas… que hoy estoy vaga.