jueves, 5 de mayo de 2011

Mi padre...

No sé si lo sabéis, pero mi padre está jubilado... supuestamente.

Tiene 67 años y se jubiló hace ya dos.
Más o menos.

Mi padre cada mañana se levanta a las seis de la mañana para ir a dar un paseo, según él se aburre en la cama (no, no está loco, de verdad). Así que a las seis y media sale de casa y camina un rato... hasta la nave industrial en la que mi hermano y yo trabajamos.

Al principio debo reconocer que me enfadaba bastante ver a mi padre en el curro (llega un par de horas antes que yo, a las siete de la mañana) no me parecía normal que si ya estaba jubilado siguiera levantándose al rayar el alba para venir a la nave... la cuestión es que mi hermano y yo le liamos para que se tomara las cosas con calma (está mayor) y se quedara en la camita tranquilamente, dormidito (como quisiéramos hacer nosotros si pudiéramos) y, aún no sé cómo, nos hizo caso.

Estuvo mas o menos un mes apareciendo en el curro sobre las once de la mañana. No se le pueden pedir peras al olmo de la misma manera que no sé le puede pedir a mi padre que esté en la cama mas tarde de las ocho de la mañana. Durante ese mes que estuvo de “relax” le pasó de todo... una gastroenteritis, dolores musculares, gripe, y taquicardias. Le subió la tensión y le dio gota (ácido úrico).
Yap, diréis. Normal, el hombre está mayor. Sip, no os quito la razón... pero es que a mi padre nunca, jamás, le pasa nada. Sip, tiene sus achaques, sip tiene sus pastillitas para la tensión, el colesterol y la gota... sus cositas al fin y al cabo... pero todos estas enfermedades, no tienen por costumbre dejarlo hecho polvo. De hecho en eso mi padre y yo nos parecemos mucho, cuando nos ponemos “malitos” tenemos la absurda costumbre de ignorar nuestras enfermedades y tirar pa´lante, con la ilógica consecuencia de que las enfermedades acaban por aburrirse de nosotros y nos ignoran de la misma manera.
Sip, en serio, los médicos aún no se explican como pudo ser que yo, con obesidad mórbida y recién salida de una cesárea bastante complicada, pidiera el alta voluntaria tres días después de la operación... ains, ingenuotes! No se daban cuenta de que era 31 de diciembre y que en mi casa la Nochevieja es SAGRADA, así que me largué del hospital mas contenta que unas castañuelas, bailé en el salón de casa de mi madre toda la santa noche -con interrupciones para dar el pecho a mi hija, por supuesto- y el día dos me presenté en el hospital mas fresca que una lechuga, con los puntos a punto de caerse, conduciendo mi propio coche y preguntando cuando podía incorporarme al trabajo... estaba harta de estar en casa. Por cierto, mi hija nació el 28 de diciembre a las siete de la tarde. (Por si os lo preguntáis tardé exactamente un mes en incorporarme al curro... la casa me aplastaba, y como curro en mi propia nave, monté una guardería en la oficina. Mi hija feliz, mi trabajo hecho, yo activa de nuevo y todos tan felices.)

Ains, que me desvio del tema, la cuestión es que el mes que mi padre estuvo relajado, estuvo mas “enfermo” que durante toda su vida, no parecía él. Así que mi hermano y yo desistimos, y ahora nos aprovechamos de él vilmente. No hace ningún trabajo físico (de hecho, el trabajador que contratamos para sustituirle cuando se jubiló, lleva dos años con nosotros, está fijo y se ha convertido en uno más de la familia) pero todos los recados son cosa de mi padre (papelería, bancos, taller de coches, etc) si hay que empaquetar algo, también es su responsabilidad, y sino, simplemente se sienta en su rincón e imparte consejos (órdenes) mientras lee el periódico y nos observa atentamente para que no metamos la pata (y si la metemos, nos regaña considerablemente, así que nos cuidamos muy mucho de hacer las cosas mal)  

Por tanto, en mi nave, hay una oficina, miles de cristales, espejos y chismes varios, una enorme mesa de corte, y... “El rincón del abuelo” compuesto por una silla y varios cartones apilados formando una mesa... 


3 comentarios:

  1. ¡Como te entiendo, Noe! Mi padre desde que se jubiló (y de eso ya hace años) parece un león enjaulado cuando está en casa. Ahora va a la compra (cosa que no ha hecho JAMÁS) solo por el hecho de salir de casa...
    Pero yo en mi curro no le puedo poner un "rincón del abuelo"...
    Besis

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  2. Me encanta "El rincón del abuelo", yo no sé si antes los hacían de otra pasta o qué, pero no entiendo cómo no pueden quedarse a gustito en su casita y aprovechar el tiempo para otras aficiones, jeje. Mi padre está sin trabajo, no porque esté jubilado sino porque formaba parte de uno de los colectivos más castigados por la crisis: la construcción. Y parece un león enjaulado hasta que encuentra algo temporal, entonces, según él, le duele todo, pero nosotros vemos que está más contento que unas pascuas. Por su situación no va a tener más remedio que prejubilarse cuando toque (aún le quedan un par de años) pero me lo veo haciendo chapuzas hasta el fin de los tiempos!

    Por cierto, tu hija y yo compartimos signo, aunque mi madre no pudo pasar la Nochevieja en casa XD

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  3. Parece que cuanto m´s intentamos "hacer descansar" a nuestros mayores, más pochos se ponen, sí que es verdad U:_D Y es que envidio la vitalidad que tienen, la costumbre y el hábito de no estar quietos y su fortaleza :) No me quiero ver yo a sus edades U:_D

    ME hace mucha gracia el tema este de la nave con cristales, ya que no hace mucho empecé a leer "Falsas apariencias" xD :P (cuando la uni me deje tranquila, al menos con algo más de tiempo libre, retomaré las lecturas U:_D).

    Un besote ^^

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