“La pluma es más poderosa que la espada, siempre que la espada sea muy corta y la pluma muy afilada”
Terry Pratchett.
Bien, pues estoy a punto de coger una espada y utilizarla con mis personajes...
Estoy en un brete.
Tengo muchísimas ganas de escribir, de hecho es que no hago más que escribir… pero no escribo lo que tengo que escribir.
Ufff… ¡Vaya trabalenguas!
La cuestión es que estoy aposentada (que no inmersa) en la redacción de una historia, la de Ariel y Darío… sé como va, como la quiero construir, como son ellos, como hablan, y hacia donde quiero mas o menos dirigirlos (que luego ellos dos harán lo que les salga de las narices y todas mis intenciones se quedaran en eso… en intenciones) pero… no me apetece escribir sobre ellos, o al menos no a las horas a las que tengo que escribir, es decir, durante el día, sentada frente al pc y despierta.
Todos ellos, Ariel y Darío, Eva y Edén, Antares, Zoe y Efrén, Rigel y Cristina, me susurran sus historias al oído cuando estoy durmiendo… aunque sería mas acertado decir, que me las gritan cuando estoy soñando. Se meten en mi mente, ocupan todos sus recovecos, sacuden mis sentimientos y me revelan poco a poco como quieren ser creados.
¡Y estoy harta!
¿Por qué? Porque esto no es vida. ¡Porque no me dejan dormir!
Ocupo todas las horas del día (y parte de las de la noche) en asuntos imprescindibles para mí.
Mi trabajo que me da de comer, mi casa en la que vivo lo mas cómodamente posible, mis hijas que me hacen soñar, reír, regocijarme de la vida, mi marido que me hace exasperar y disfrutar a partes iguales, mis amigas con las que me expando y desconecto, mi familia en la que me apoyo… y al llegar la noche, antes de caer rendida en la cama, me siento frente al pc y escribo… lo que se me ocurre, lo que me viene a la mente, lo que sueño, mis esperanzas y anhelos… creo personajes que me gustaría conocer, los meto en situaciones para ver como reaccionan, y les otorgo, cual Dios benévolo, sentimientos, esperanzas y futuro.
Todo esto está en mi mente, y se desborda a raudales en palabras y frases, a veces inconexas, hasta mis dedos, y de ahí a esta maquina llena de duendes malvados que es el ordenador…
Y soy feliz así, creando, imaginando, soñando… y borrando.
Sip, efectivamente. Llevo toda la vida escribiendo, y borrando lo que escribo. Suena extraño y además es estúpido, pero yo soy así, caótica, visceral, y obsesiva.
Antes, escribía todo lo que se me pasaba por la mente, lo leía un par de veces y lo borraba… Nadie sabía que yo escribía, excepto yo misma y los personajes creados por mí. Y como lo borraba a los pocos días, caían en el olvido y yo dormía feliz.
Ahora, por egolatría, vanidad o simple capricho, vaya usted a saber, no borro casi nada de lo que escribo… y escribo mucho, muchísimo, demasiado.
Como no lo borro, todo se queda ahí… en el ordenador, en mi mente… inconcluso.
Los personajes no se destruyen, no desaparecen, no se esfuman al pulsar “eliminar”… siguen ahí… pero no se quedan ahí, en la pantalla del ordenador, quistecitos y calladitos hasta que tenga tiempo de continuar su historia.
NO. Eso sería pedirles demasiado… tienen la misma paciencia que yo, o sea, ninguna. Quieren que cuente sus historias YA, que las finalice, que les de mas paginas de vivencias… Y yo por mi parte, como persona ligeramente obsesiva que soy, me veo en la necesidad de terminar lo empezado…
¡Pero es que tengo demasiados frentes abiertos!
Ariel y Darío se meten en mis sueños y no me dejan dormir… casi me han acabado de contar su historia, y a mí apenas me ha dado tiempo a escribir el principio.
Carlos y Mar siguen por ahí, escondidos, ocultos, y en el momento mas inesperado aparecen, ayer lo hicieron en un semáforo en rojo, algo me llamó la atención y mi cabeza se fue a otro mundo, a continuar una historia que apenas si está esbozada… hasta que el coche de atrás me pitó… lógicamente, el semáforo ya había cambiado a verde.
Mis hijas miran las estrellas por las noches y me preguntan por Antares, y yo les cuento la versión edulcorada, a la vez que voy creando historias paralelas con Efrén y Zoe…
Una epidemia de bichitos en el cole, me lleva a la historia que empecé allá por el mes de noviembre, sobre vecinos inestables, camareras en paro, psicópatas, barman alocados y policías torpes… Eva y Edén…
Entre todas estas historias raras no faltan las cosas que se me ocurren de repente, las tonterías de apenas una página que lleno de golpe y porrazo, y que a veces borro y otras, depende de cómo tenga el día, cuelgo en el blog. Criticas, opiniones y en la mayoría de los casos, chorraditas varias…
Bien, pues si fuera poco con todo esto, ahora alguien más se ha metido en mi cabeza… y no puede ser un personajes normal y corriente, no… tiene que ser un menda que habitó (o habitará, ya que lo ha creado, o lo creará, mi imaginación desbocada) muchos siglos antes del actual… pero… no en época medieval, ni en la regencia… noooo… mas siglos atrás todavía… y tampoco puede ser un legionario romano o un faraón egipcio, o un sátrapa griego… que va… tiene que ser un tipo raro… o muy al contrario, un tipo normal y corriente como yo, como mis personajes…
¡Y me niego!
Se ponga como se ponga, no pienso escribir su historia. NO. Rotundamente NO.
Ya está bien. Mi cabeza no es un parque público en el que todo el mundo puede entrar, jugar y dejar olvidadas las cosas.
Mi cabeza es solo mía. Y de nadie más. Así que sintiéndolo mucho, Nasser, estás desterrado, no te busques novia que te vas a quedar a dos velas. ¡No escribo histórica!
Y a todos los demás, Efrén, Edén, Zoe, Eva, Carlos, Mar, etc… ya podéis esperar sentados. Estoy ocupada con Ariel y Darío… ¡un respeto para vuestros compañeros, y para vuestra creadora!
Ahhh… una última cosa… desde este momento me niego a aceptar cualquier sugerencia, historia o escena que me contéis en las horas en las que supuestamente estoy dormida. Porque… de verdad… necesito dormir.
He dicho.
Editando: Hago un inciso, porque según he colgado la entrada en el blog, Héctor y Aimee se han aparecido por arte de magia y han protestado por no haber sido incluidos... grrrr...
Pues eso, Héctor, Aimee... esperar sentaditos un rato, valeeeeee...
Si es que así es imposible concentrarse!!!!!
Editando: Hago un inciso, porque según he colgado la entrada en el blog, Héctor y Aimee se han aparecido por arte de magia y han protestado por no haber sido incluidos... grrrr...
Pues eso, Héctor, Aimee... esperar sentaditos un rato, valeeeeee...
Si es que así es imposible concentrarse!!!!!
Ainsss....mira va a sonar mal lo que voy a decir ¡pero me he reído mientras leía lo que has escrito!
ResponderEliminarSolo te puedo aconsejar que relajes...que duermas...que escribas lo que quieras escribir y que...........disfrutes.
Un beso....escritora de toooo lo que se te pasa por el melón.
Un besin
Pero si eso es una suerte, jaja, los personajes te buscan, recuerdo una obra de teatro que tenía un título parecido. Es curioso pero a mí también se me presentan los personajes y las historias, solo que yo dejo que sólo sean historias en mi mente, sueño y pienso más deprisa de lo que mi mano es capaz de escribir, así que ni lo intento, un abrazo y disfruta de las historias que te cuentan tus personajes y que espero algún día pueda yo compartir en el papel.
ResponderEliminarAy Noelia, que mal te veo. Tienes que dormir y haces muy bien en ponerte seria con todos esos personajes que se portan como niños pequeños reclamando tu atención. Eso sí, no dejes de escribir. Tú a tu ritmo, no al de estos tiranos:)
ResponderEliminarMadre mía, Noelia, según leía lo que te pasa no sabía qué pensar. Al principio te envidaba pero al seguir leyenso y ver que te acosan hasta en los semaforos, ufff. A mí, afortunadamente eso no me pasa cuando duermo. Ni siquiera suelo soñar o no me acuerdo... Eso sí, los personajes empezaban a tejer sus historias y sus dialogos mientras fregaba los cacharros al medio día y a la noche. No creas que es broma. Mis mejores escenas las he imaginado mientras fregaba. El día que había mucho platos... ese día había escena gorda, jajaja.
ResponderEliminar¿Cómo lo solucioné? Me compre el año pasado un lavavajillas, jaja. Ahora sólo friego cuando me apetece, pero lo de dormir es más complicado. De todas formas, si no fuera por esos acosadores de sueños no podríamos leer algunas escenas grandiosas, ¿no?
Anímate y trata de dormir. Un beso, Ana.