Respiró profundamente y se miró el regazo. Tal y como se temía sus pantalones se abultaban sospechosamente a la altura de la ingle. No podía caminar por el único parque del pueblo, rodeado de niños en bicicleta, ancianos jugando al tute y familias paseando dichosas, con una antena parabólica marcandose en los pantalones.
Pobre hombre! que mal lo estaría pasando jajaajajajaja, a ver...quien le manda.
ResponderEliminary peor que lo va a pasar... jejeje
ResponderEliminarY esa antena ¿No se puede desmontar? :))
ResponderEliminarOhh Ohh Ohh, no sé si podré volver a caminar tranquila por el parque!!
ResponderEliminarJajaja, no sé qué me hace más gracia, si la foto del plátano o la tienda de campaña que lleva montada en los pantalones!!
ResponderEliminarAins, que me estoy imaginando la escena y... juassssssssssssssss
ResponderEliminarPues que deje de caminar y se siente un ratillo, pobre muchacho. Por cierto, ¿qué es lo que habrá hecho para que el asta se le alce en medio de un parque? Chico malo...
Al principio no había visto el preservativo, y cuando me he percatado, me he reído como una posesa, porque a veces he bromeado con enfundar un pepino de los más grandes para ver lo que da de sí la gomita.
ResponderEliminarAinss Noelia, cuánto me río con tus apuntes, y aunque no deje siempre mensaje, que sepas que te sigo leyendo.
Besos.