La iglesia relumbra por todas partes, pero los pobres tiene hambre.
Los muros de la iglesia están cubiertos de oro, pero los hijos de la iglesia siguen desnudos. [...]Me cerraréis la boca diciendo que no corresponde a un monje el juzgar; quiera Dios que también me cerréis los ojos para que no pueda ver. Pero aunque me callase, los pobres, los desnudos, los hambrientos se levantarían para gritar.
San Bernardo de Claraval.
Pues sí la verdad es que todo este despliegue de medios nos recuerda lo mucho que manejan en las altas esferas de la iglesia mientras sus propios misioneros las pasan putas, por no hablar del resto de la humanidad. Por cierto que más parece una estrella del Pop que un clérigo.
ResponderEliminarUn diez para San Bernardo. Creo que la Iglesia tendría que empezar a mirar hacia abajo, no hacia los jóvenes que tienen suficiente dinero para permitirse una semana de vacaciones por España.
ResponderEliminarNunca es tarde para hacer el trabajo que deberían de hacer, aunque vayan con 2011 años de retraso.
Yo soy creyente, y creo en Dios. Pero estos circos mediáticos me sacan de quicio. Será que estoy muy mal acostumbrada, por haber pertenecido siempre a parroquias obreras donde los primeros que daban el callo eran los curas... Quizá, y solo quizá, si los altos mandatarios de la Iglesia se dieran una vuelta de incógnito por el mundo real, serían capaces de ver las cosas de otra forma...
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