Padres e hijas

Hoy he llegado a casa tarde, en el mercado había mucha gente y he tenido que esperar muchas colas... en el momento en que he entrado por la puerta mi hija mayor me estaba esperando con un montón enorme de ejercicios de Legua y Matemáticas, he metido la compra a presión en la nevera y nos hemos puesto con los deberes. Mientras tanto, mi hija menor ha seguido jugando con sus cosas... a las nueve de la noche, tras acabar los malditos deberes me he puesto con la cena, en ese momento ha llegado la pequeña y me ha visto.

-Mamá... ¿Ya estás haciendo la cena? -pregunta medio asustada.

-Claro, ya es hora.

-Pero... ¿vamos a cenar ya?

-Sí –respondo yo un poco escamada por su insistencia- ¿pasa algo?

-No... Es que todavía no he leído...

-¡Qué! -se supone que todas las tardes su querido padre hace con ella los deberes, que consisten en leer un par de páginas de un libro de cuentos- ¡Por qué no has leído!

-No me ha dado tiempo...

Como os podéis imaginar, me he cabreado de lo lindo y he ido a por mi marido cual toro embravecido.

-¡José! ¿Por qué no has leído con Raquel?

-Porque no ha habido forma de convencerla -me contesta muy ufano...

-¿Cómo? No me jodas, no me lo puedo creer... tiene seis años y no has podido convencerla... pero tú que eres ¿Un padre o un pelele?

Mi pobre marido me ha mirado a los ojos, y muy sinceramente me ha dicho...

-Un pelele.