Me duelen los dedos...

Pues si, es increíble pero cierto… tengo los dedos con desazón… me hormiguean, me pican, tiemblan… están con el mono.

Llevan ya tres meses con una historia que los recorre desde la primera falange hasta las uñas y no hay modo de que consigan el tiempo para escribirla. Y mira que lo intentan, pero su querida dueña, es decir, yo misma, está más liada que una madeja de lana en las patas de un gato juguetón.  

En octubre me quedé sin silla de escritorio… y no es cuestión de escribir de pie, al menos a mi se me hace súper difícil, ergo dos semanas hasta que compré la nueva…

En Noviembre el notición, me publicaban mi primer libro, ergo mi cabeza se fue a otro lugar a dar saltos y botes (entre nosotras, y sin que salga de aquí, también le dio a mi testa por sufrir arrebatos eufórico/sicóticos  en forma de gritos inesperados en mitad del trabajo), por tanto, de escribir nada de nada…

En diciembre, navidades, reuniones, regalos, cenas, comidas, roscones, empachos varios… ergo con el estomago a rebosar y los regalos por empaquetar mi cabeza estaba en otras cosas…

En enero, Tocaron las cuentas de fin de año, balances, IVAs, IRPFs, inventarios… Además, “Falsas Apariencias” mi librito salió a la calle…  y ésta vez no fue mi cabeza la que se dio a la fuga… sino mis dedos… sip… Estuve súper nerviosa, ergo me he quedé sin uñas para morder… incluso se me pasó por la cabeza intentar hacer algún truco digno del mejor contorsionista y atacar si piedad las uñas de mis pies (es que los dedos de las manos me dolían de tan comidos que estaban los pobrecillos) pero justo cuando me estaba descalzando para llevar a cabo mi labor, un rayito de sensatez iluminó mi malograda cabeza, joder, ¡que asco! Comerse las uñas de los pies… que por muy limpios que los tenga (me ducho a diario eh!) no deja de ser una actitud un tanto extraña, eso por no hablar de que tengo una edad que no es para andar haciendo contorsionismos gratuitos (que cuando no son gratuitos, y estando bien acompañada, si hay que hacerlos, los hago… jeje)

En definitiva, ya estamos en febrero… ya está todo al día otra vez, mi cabeza ya está de vuelta sobre mis hombros (por el momento) no tengo inquietudes informáticas por resolver, mi silla esta en perfecto estado y mi casa… bueno mi casa está echa una birria, es decir tiene una nueva capa de pintura, madera en el suelo en vez de plaqueta… y los juguetes y libros de mis hijas tirados por todas partes… en definitiva todo vuelve a la rutina… y es hora de que haga un poquito de caso a mis dedos, a sus inquietudes y necesidades… y lo que necesitan es un buen teclado, mucha imaginación y un poco de tiempo. Tengo las dos primeras controladas… el tiempo… comienza el viernes… salga el sol por donde salga, suceda lo que suceda, mis dedos van a tener lo que ansían.

Está mañana he decidido que me como la langosta, no mas nervios, mas prisas, ni mas estrés, (o al menos no mas del necesario).

He dicho.

Por cierto, he visto que cuando la lié parda con el blog (lo borré entero, mira que soy lista) borré una entrada sobre un relato que tengo por ahí escrito… lo iré colgando a poquitos…

1 besote

Noelia.